Etapa 2: Brescia – Passo Pordoi

Ruta del Imperio Austrohúngaro 2021

Primer día “de veras” de viaje. Amanecemos en Brescia. El desayuno en el Hotel Cristallo es igual que el alojamiento: pinta mejor en las fotos que en la realidad. No pasa nada, así no zampamos tanto, que ya estamos como cepos con tanto confinamiento. El primer objetivo del día es el pueblo de Sirmione, pero antes improvisaremos otra parada.

Y es que en la salida de Brescia se encuentra el Museo de la Mille Miglia, la que se dice fue la carrera más bella del mundo, en la que forjaron su leyenda marcas notables como Ferrari, Lancia, Mercedes, pero especialmente, Alfa Romeo. En el museo pudimos conocer la historia de la carrera, ver innumerables objetos ligados a ella pero sobre todo, admirar muchos vehículos de época que participaron de ella, especialmente algunos de fabricantes ya desaparecidos. Además, el museo está alojado en el antiguo Monasterio de Santa Eufemia, lo que le da mas encanto todavía.

Los mojones con los que se delimitaba el recorrido de la carrera

Dejamos Brescia atrás y llegamos a Sirmione, la localidad más conocida y pintoresca del sur de Lago di Como; tanto que está absolutamente explotada turística mente, lo cual a veces no nos resulta muy soportable. El pueblo está invadido de gente, y no tenemos sitio ni para aparcar la moto. Al final la dejamos sobre el césped aledaño a un parking y nos vamos a dar una vuelta. Nos tomamos un helado gigantesco y sabrosísimo, recorremos los lugares más señalados y volvemos hacia la moto; ese tipo de lugares no nos retiene demasiado tiempo.

El plan del día conllevaba recorrerla margen occidental del Lago di Garda. Pasamos Desanzano, que es un espanto de tráfico y así seguimos, pasando pueblos insulsos hasta que el paisaje de empieza a poner interesante. No cabe ninguna duda que lo interesante del lago se encuentra al norte.

Aunque Sirmione es un pueblo muy bonito, mejora por momentos…

Según nos acercamos a Limone sul Garda, el paisaje se va volviendo más salvaje. La proximidad de las montañas dejan impresionantes cortados que caen hacia el lago. También alimenta, nuestra curiosidad unas extrañas estructuras de piedras y madera, que resultan ser para sostener en pie los grandes limoneros por los que es conocida la ciudad. Sin embargo, sigue el bochorno de gente, por lo que no llegamos a parar, y seguimos hacia el siguiente punto de paso.

Kilómetros más arriba nos espera Riva del Garda, la ciudad más grande del lago. Se hace patente que ya nos hemos adentrado en la montaña del norte de Italia; penachos de piedra flanquean Riva del Garda, convirtiéndola en un foco de atracción tanto para los amantes de deportes de agua como de montaña. No paran de pasar senderistas y sobre todo muchos ciclistas de montaña. La disponibilidad de bicicletas de montaña de alquiler,incluso eléctricas, facilitan totalmente el acceso a esta modalidad, además de haberse convertido en otro próspero negocio para innumerables establecimientos de la zona.

Nos detenemos a callejear un rato y a comer, pues el helado de Sirmione nos había quitado el apetito. Caemos en un restaurante bávaro, y no por casualidad. El turismo de habla alemana es el predominante en la zona. Nos encontramos en la región italiana de Südtirol, y aquí el alemán es la segunda lengua oficial. Así que tanto por proximidad como por no existir la barrera idiomática, esta región es ideal para ellos.; e incluso para mi, que de italiano no hablo ni media!

Riva del Garda a la sombra de la montaña

Después de una merienda “a la alemana” nos movemos un rato más y paramos a tomar un delicioso café italiano. Dos, en realidad… nos despedimos de Riva del Garda y dejamos que un tramo de autopista nos lleve hacia Trento, capital de la región, la cual rodeamos para continuar hacia los Montes Dolomitas, donde hemos marcado nuestro final de etapa. La Strada Statale 612 nos descubre un paraíso llamado Val di Cembra. Piso perfecto y curvas hilvanada a derecha e izquierda discurren por la falda abrupta de la montaña, sobrevolando pueblos y extensiones inabarcables con la mirada de viñedos en terrazas al estilo de nuestra Ribeira Sacra o del Alto Douro Vinhateiro portugués.

Abandonamos el valle en Castello-Molina di Fiemme, donde empieza el siguiente, Val di Fiemme, donde nos da os cuenta de que llevamos un retraso de 30 minutos sobre la hora de llegada prevista, y todavía tenemos que repostar. Aceleramos el paso y tras pasar Predazzo, abandonamos Val di Fiemme y pasamos a Val di Fassa. Estamos ya en uno de los 4 valles que parten del Grupo Sella, formando una X con la montaña en medio. Val di Fassa es el que toma dirección suroeste. Estamos ya en territorio conocido, pues aquí pasamos la Nochevieja del año 2014. Repostamos finalmente en Moena, y vamos pasando Vigo di Fassa, Pozza di Fassa, Campitello di Fassa y finalmente Canazei, donde empieza el último tramo de la jornada, que es nada más y nada menos que el Passo Pordoi, el puerto de montaña que conecta los valles de Fassa y Cordevole, además de separar las regiones de Trentino y Véneto.

Las lluvias de la tarde en la región no han secado y la carretera nos la encontramos húmedo, sobre todo en los 2 tercios finales del puerto. Toca prudencia, pero va os disfrutando el ascenso igualmente. La carretera se retuerce y entrelaza sus 26 tornantis entre remontes y pistas de esquí, ofreciéndonos una cara absolutamente distinta del lugar a la que ya conocíamos, con el paisaje totalmente cubierto de nieve y de formas más suaves. Diferente, pero igualmente fascinante.

Curva tras curva vamos superando el puerto, hasta coronarlo a sus 2.239 metros. Paramos a sacar una foto, a la sombra del Sassolungo, envuelto entre jirones de lluvia. No parece que nos convenga demorarnos, pues el cielo está amenazante, y poco después de iniciar el descenso las primeras gotas en la visera confirman lo que nos temíamos. Por suerte, a tan solo 2 kilómetros del collado está nuestro alojamiento, el Albergo Ristoro Lezuo. Guardamos la moto en el garaje y nos cambiamos para cenar. Nos hemos librado por poco, pues mientras cenamos, una tremenda granizada deja el entorno completamente blanco.

Reto conseguido!

La noche va cayendo en la montaña, y con ella, nuestros párpados. Primer día de verdad de viaje superado con éxito. Nos merecemos el descanso y además, lo necesitamos, porque el día siguiente también viene fuerte.

Esto ya lo conocemos… pero en blanco.

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