Del papel a la pantalla

Hace ya unos 3 años, que yo, Abel, me inicié en las rutas de navegación con roadbook, o libro de ruta. Son pequeñas aventurillas, de 1 o 2 días, en las que un organizador propone recorrer una ruta desconocida para los participantes, que nos tenemos que guiar mediante un rollo de papel con indicaciones esquemáticas.

Una tira de papel de varios metros de largo, con viñetas organizadas en filas y columnas. La viñeta de la la izquierda de cada fila indica la distancia a la indicación de las viñeta central (tanto la distancia absoluta, en grande, como la distancia con respecto a la viñeta anterior, en pequeño abajo a la derecha de la casilla). El número sobre fondo negro a la izquierda abajo de la casilla es la referencia de la viñeta, y son correlativas. La viñeta central es la que indica de una forma esquemática cuál es la dirección que hemos de tomar. Y finalmente la derecha, contiene indicaciones adicionales, como descripciones de referencias, coordenadas GPS para poder resituarse o avisos de peligro. Cada vez que se toma una indicación, se pasa a la fila inferior, y al llegar al fondo, se ha de avanzar el rollo de papel.

Para ello, el papel, generalmente de ancho A5, está enrollado en 2 rodillos metidos en una caja con cubierta transparente, para proteger de las inclemencias del tiempo. Yo llevo uno de Catalunya Roadbook, sencillo, creado a partir de una caja de plástico (probablemente para conexiones eléctricas), con 2 rodillos de aluminio con pomo y una cubierta de metacrilato. Este es de los más sencillos que se pueden adquirir, aunque hay quien es habilidoso y se fabrica el suyo propio a partir de un Tupperware, generalmente; o quien se complica más la vida y adquiere uno eléctrico, con un pulsador desde el manillar para hacer avanzar y retroceder el rollo.

Portarollos de Catalunya Roadbook

Yo estoy contento con el mío: es barato, funciona razonablemente bien y tiene iluminación posterior, imprescindible para poder leer bien en las etapas nocturnas. Después ya cada uno ha de buscarse la vida para instalarlo, bien sea de un modo profesional como las torretas para motos de enduro y raid, a sistemas de bolas Ram Mount, o simples abrazaderas. Pero es necesario recordar la ubicación para un segundo aparato: el trip master. De alguna forma, hemos de contabilizar los kilómetros recorridos para poder seguirlas indicaciones. Se podría usar el propio odómetro de la moto, pero cuando uno se pierde y ha de volver a una viñeta anterior, es necesario hacer coincidir también el kilometraje, pues seguir adelante sumando la distancia de cabeza es harto complicado. Además, los organizadores suelen tener la mala idea de incluir habitualmente puestas a cero en medio del recorrido, por lo que requiere un sistema ágil y flexible, que nos permita modificarlo según necesitemos. Los roadbooks profesionales usan un tripmaster electrónico, conectado a un captador magnético, y con mandos también en el manillar que permiten avanzar, retroceder o poner a cero los kilómetros; pero esos aparatos suelen andar de 600€ hacia arriba, y no es razonable ese gasto para un aficionado. Un sistema completo, con doble tripmastr, brújula, portarollos eléctrico y torretas supera fácilmente los 2.000€ de gasto.

Sistema de navegación usado en el rally Dakar

Afortunadamente, la tecnología nos permite hacer un uso muy versátil de nuestros dispositivos móviles, y usando el localizador GPS es posible contabilizar los kilómetros recorridos, y en caso necesario, poder modificarlos a nuestro antojo. Hasta ahora yo he usado la aplicación 3P Master Pro para IOs, que además de 2 odómetros (parcial y total), también permite guardar la ruta realizada y exportarla a formato GPX o KML. Dispone de botones para aumentar o disminuir el kilometraje, o directamente introducirlo a mano punteando en la pantalla.

3P Master Pro en vista de odómetro

Asi, de esta manera, he ido participando en varias pruebas, desde la primera que fue la “Ruta de la Santa Compaña” en 2017, donde cruzamos Galicia desde Verín hasta Cabo Ortegal son conocer la ruta, a sus 2 ediciones posteriores renombradas como “Galiza Challenge”, o también las 2 ediciones de la Terras Meigas, que se inicia y finaliza en la localidad de Ponteareas. Todas ellas harto divertidas, de las actividades más recomendables que se pueden hacer sobre una moto. Pero segóun haces pruebas te vuelves más exigente… El despliegue necesario sobre la moto es farragoso, con una caja voluminosa que se mueve y hace que el papel avance o retroceda de forma autónoma, de modo que tengas que estar constantemente corrigiéndolo. Además, la toma de corriente para el sistema de iluminación se mueve y a veces se apaga en ruta, con lo que hay que para a colocarlo bien (hacerlo en marcha es peligroso). El móvil ha de ir en una funda, lo cual aumenta el espacio necesario, que en nuestras motos de calle no es infinito. Y sinceramente, es un coñazo meter un rollo de papel de 7, 8 o más metros, vuelta a vuelta dentro del portarrollos; lo cual es bastante más tedioso todavía si se usan 2 rollos en un día, y es necesario cambiarlo entre etapa y etapa.

Portarollos y funda para móvil montados en la Tracer 700

En alguna ocasión me he planteado comprar un portarollos eléctricos, concretamente el de un fabricante portugués llamado F2R (Free to Ride), que está muy bien terminado, funciona fantásticamente bien y es muy cómodo: pegas el inicio del papel a la varilla, le das al interruptor y se va enrollando él solito. Pero son 225€ por un aparato que vas a usar 2-3 veces al año (en mi caso), y que no veía claro ese gasto. Pero el runrún estaba ahí, y llevaba tiempo con ganas de mejorar el sistema.

El primer intento fue usar un dispositivo electrónico tan sencillo como un libro electrónico, que permitiese mostrar roadbooks en formato PDF. Por unos 25€ me hice con un Kindle de 1ª generación. Por qué este? Porque tiene botones físicos para avanzar y retroceder las páginas. No llegué a usarlo, lo probó mi amigo Simón en la Terras Meigas, con resultados inciertos. La ubicación no era la más indicada, pero además, los Kindle de las primeras generaciones no tenían retroiluminación, por lo que era ilegible en la oscuridad.

Un Amazon Kindle con roadbook cargado

El segundo intento fue usar una app para móvil, Acrobar no servía por ser completamente tactil, y otras aplicaciones específicas, como Rabit Rally, requieren que el organizador entregue el libro de ruta en un formato propietario específico, pues no leen PDF. Pero buscando y rebuscando, encontré una aplicación par móviles (solo para IOs, lamentablemente), llamada RallyBlitz Navigator. La pinta, estupenda. En un único dispositivo se puede llevar el libro de ruta en formato digital PDF y en la parte superior de la pantalla, el odómetro, con conteo parcial y total, e incluso indicador de velocidad (útil para rallies de regularidad) y una brújula que indica los grados del rumbo que llevas.

RBnav

Buen aspecto, verdad? Todo en uno, y en un dispositivo nada voluminoso, como es un smartphone. Pero tiene pegas, lamentablemente… Y la principal es que es muy complicado de usar en marcha, por los propios movimientos sobre la moto, y más si tenemos en cuenta que llevamos guantes. A pesar de que existen guantes aptos para pantallas táctiles, son muy imprecisos. Pero un día, navegando por la web del fabricante, veo que ellos recomiendan la utilización de una botonera conectada a un módulo Bluetooth que se conecta remotamente al móvil y permite pasar páginas hacia adelante y hacia atrás, ajustar odómetro y resetarlo a vero, prácticamente sin soltar las manos del manillar. La pega esta vez era una vez más el precio: 180$, y el riesgo de pagar algo más en Aduana por vernir de EE.UU. No era viable. Pero algo tenía ese sistema que hiciese merecer la pena seguir indagando. Y la clave estaba en qué acciones realizaba la botonera sobre el teléfono para mover el roadbook, y descubrí que era con el control de volumen. Así que me compré por Amazon un joystick para juegos de móvil Acgam R1, que se conecta con bluetooth, y emula pulsaciones de teclas en el móvil, según el siguiente esquema:

Pues a probar con el móvil! Pero nada… Ni moviendo palanca ni pulsando botoens, el libro de ruta no se movía. SIn embargo, fuera de la app, si era capaz de controlar la música… Raro. Así que despúes de leer un rato, llegué a la conclusión de queera necesaria la versión de pago, que habilita las funciones remotas: +/- volumen para mover el roadbook, avanzar/retroceder canción para ajustar el odómetro y play/pause para ponerlo a 0. Aún así, una persona me dijo que, precisamente ese mando no era compatible, pero la afirmación no acababa de tener sentido para mi, por lo que tomé la opción de preguntar al que sabe: el desarrollador de la aplicación. Su respuesta fue afirmativa, pues lo único que se necesita es la emulación de los comandos Bluetooth, así que no debería haber pegas. Probamos? Pues probamos, que a pesar de un coste de 27,99€, ahora la AppStore concede un período de 14 días para devolver un aplicación si no estás satisfecho, así que el riesgo es asumible.

Al tener la versión gratuita, no es necesario instalar nada; simplemente se autoriza el pago y la app comienza a funcionar sin limitaciones. Ya tenía el mando conectado, y solo era necesario cargar un roadbook, que se puede obtener directamente desde Dropbox o el gestor de archivos de IOs. Y a la primera pulsación… BANG! Se mueve! Moviendo la palanca del joystick hacia arriba y hacia abajo, pasan las páginas del libro de ruta. También pulsando los botones C y D. E incluso es posible configurar el comportamiento para hacer corresponder el sentido de desplazamiento del joystic con el de avance de página, o invertirlo.

El control del odómetro se realiza desplazando la palanca hacia los lados para aumentar o disminuir la distancia mostrada, y con una doble pulsación sobre le botón C para hacer un reset:

De esta forma, por poco dinero tenemos un sistema de roadbook mas odómetro práctico, poco voluminoso y sencillo de usar en marcha. Y además, puedo usarlo tanto sobre el móvil como cobre el Ipad Mini de 2ª generación de Isa, si necesito una pantalla más amplia. Ahora ya solo queda que vuelvan las pruebas de rutas y poder estrenarlo.